miércoles, 13 de marzo de 2013

Presidenta Fernández envía frío saludo de felicitaciones a Papa Francisco I

Presidenta Fernández envía frío saludo de felicitaciones a Papa Francisco I

La Mandataria publicó una carta dirigida al nuevo pontífice, fiel reflejo de la áspera relación entre el kirchnerismo y el ex arzobispo de Buenos Aires.

 Un frío saludo envió la Presidenta argentina Cristina Fernández a su compatriota Jorge Mario Bertoglio, luego de que este miércoles fuera nombrado como nuevo Papa por el cónclave cardenalicio.

"En mi nombre, en el del Gobierno Argentino y en representación del pueblo de nuestro país, quiero saludarlo y expresarle mis felicitaciones con ocasión de haber resultado elegido como nuevo Romano Pontífice de la Iglesia Universal", comienza la Mandataria en una misiva subida a su cuenta de Twitter.

Luego, agregó que "es nuestro deseo que tenga, al asumir la conducción y guía de la Iglesia, una fructífera tarea pastoral desempeñando tan grandes responsabilidades en pos de la justicia, la igualdad, la fraternidad y de la paz de la humanidad. Les hago llegar a su Santidad, mi consideración y respeto".

Este saludo es fiel reflejo de la difícil relación que tuvo Bergoglio con los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, desde que el Papa Juan Pablo II lo nombró primado de Argentina y ocupó la presidencia de la Conferencia Episcopal durante dos períodos.

La frialdad que marcó el tono de sus relaciones con el kirchnerismo se transformó en enfrentamiento abierto en temas como la crisis por las diferencias entre el Ejecutivo y las patronales agrarias, la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio homosexual y la polémica sobre el aborto.

En 2008, durante el conflicto con el campo, Bergoglio llegó a pedir a Cristina Fernández un "gesto de grandeza" con las patronales agrarias, denunció "homogeneización" del pensamiento y "crispación social".

En 2010, la cúpula de la Iglesia católica argentina libró una "guerra de Dios" contra el Gobierno y trató por todos los medios de evitar la aprobación de la ley que reconoce el matrimonio entre personas del mismo sexo.

El nuevo Papa encabezó manifestaciones, movilizó a los sacerdotes en defensa de la "unidad familiar" y convocó vigilias frente al Parlamento, en varias oportunidades.

Aunque perdió esta batalla, se apuntó un tanto poco después al conseguir que el gobierno frenara la difusión de una guía médica que repasaba los supuestos de aborto admitidos por la ley argentina: violación y peligro para la vida o la salud de la madre.

Conocido por su sencillez, Bergoglio vivía solo, en un apartamento, en el segundo piso del edificio de la Curia, al lado de la Catedral de Buenos Aires, en el corazón de la ciudad.

Medios locales recuerdan hoy cómo desde la ventana de su apartamento fue testigo de la violencia que se vivió en la Plaza de Mayo durante la crisis de diciembre de 2001.

Indignado, llamó al ministro del Interior para pedirle que diera instrucciones para que los agentes diferenciaran entre activistas y ahorradores que reclamaban por sus derechos.

En 2004, tras la tragedia de la discoteca Cromagnon, recorrió los hospitales de la ciudad para acompañar a los familiares de las víctimas.

Poco amigo de las apariciones en los medios, el electo Sumo Pontífice trató de mantener un bajo perfil público, acostumbra a viajar en transporte público e incluso acude a confesar a la Catedral.

De hecho, fue de los pocos cardenales que cuando llegó a Roma para la elección del Papa no se subió a vehículos oficiales.

 

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