MADRE ENSEÑA A SU MARIDO A HACERSE CARGO DE SUS HIJOS ANTES DE MORIR
Fueron 16 reglas las que Angie Millthorpe le escribió a Ian para la posteridad. Una vez que supo que el cáncer finalmente le había ganado a ella la batalla, esta madre de 8 hijos quiso asegurarse de hacer todo lo posible para que a los pequeños, dentro de lo posible, no les hiciera tanta falta su presencia.
“Angie quería que yo fuera capaz de hacerle una trenza francesa a las niñas, pero solo pudo enseñarme a hacer una normal, antes de morir. (Pero) encontré videos en internet que muestran cómo hacerlas, así que ahora las hago bastante bien”, comenta hoy Ian, su viudo, y con quien tuvo a Ryan (26), Damon (23), Reece (21), antes de que la mujer recibiera, a los 29 años, el diagnóstico de cáncer de mama.
Pero cinco años después, y tras someterse a una mastectomía, Angie fue dada de alta, y junto a Ian decidieron tener otros cinco hijos, Connor (13), los gemelos Jake y Jade, de 10; Corey (7) y Ella (5). Así celebraron esta nueva oportunidad que la vida parecía darles como familia y un amor que había comenzado cuando ambos se conocieron en un parque de su pueblo, Grimethorpe, Inglaterra, cuando apenas tenían 14 años.
"Fue devastador”, ha sido cómo Ian graficó el momento en que, en 2008, se enteraron de que Angie nuevamente estaba enferma de cáncer, pero esta vez en sus pulmones. Los pronósticos de los médicos fue lo peor: el mal era incurable para la madre, cuya hija menor apenas tenía 6 meses de nacida.
“Pero ella era muy valiente. No pensó en sí misma, sino que se preocupó por mí y por los niños. Dejar a una familia tan numerosa era demasiado doloroso para ella”, agregó el marido a los medios de su país.
Es por esto que durante los seis meses que Angie logró sobrevivir tras su diagnóstico, y mientras se sometía a la quimioterapia, se empeñó en enseñarle a Ian todo lo que pudo para el bienestar de sus hijos. “Me hizo hacer de todo, mientras me supervisaba”, recuerda su marido, acerca de esos días en que aprendió a planchar, cocinar los platos favoritos de sus hijos, y hasta a bañarlos, con el cuidado que debe tener una guagua en la tina.
Vacunas, el cuidado que hay que tener con las juntas en la adolescencia y qué hacer cuando se coman las uñas, formaron parte de los detalles que Angie quiso que su marido aprendiera, y que dejó escritos en una lista que hoy es un verdadero tesoro y consuelo para Ian y sus hijos.
“A veces me siento desmoronado, grito, y siento que no puedo seguir, pero todo lo que tengo que hacer es recordar a Angie, mirar la lista y recordar cómo ella enfrentó esos últimos seis meses”, comentó a The Sunday People, acerca de esta conmovedora historia que también quiso plasmar en el texto “Mum’s Way”, publicado hace un mes.
“Mi esperanza es que el libro le llegue a la gente, porque les hará saber que hay que aprovechar los momentos. Si eso pasa, habrá valido la pena la tristeza y las lágrimas que derramé escribiéndolo”, dijo Ian.
En el mismo medio, aseguró que, pese a que Angie falleció en 2010, él aún usa diariamente su anillo de matrimonio y se mantiene concentrado en cumplir las reglas que su esposa le dejó. “Ya han pasado dos años y medio y el dolor sigue siendo tan crudo como el día que ella murió, pero se puede sobrellevar y ahora los niños pueden hablar de ella con una sonrisa, que es lo que ella habría querido”, aseguró.
Pero como era de esperar, el trabajo ha sido una enorme prueba para él y sus hijos. “Es difícil ser estricto con ellos después de que han perdido a su mamá. No les grito, pero uno de los puntos de la lista era asegurarme de que lleguen a la casa una hora antes que anochezca y me guio por eso (…) Están al tanto de la lista, así que puedo reforzar las reglas al decir que son como la mamá quería que se hicieran las cosas”.
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